-¡Chicos ya vine!
Ambos pegamos un brinco al oír la voz de Sharon y ver el
rayo de luz que la puerta abierta introducía a la habitación. Nos separamos tan
rápido que no pude ni procesar la información del todo bien. ¿Sharon? ¿Ella que
hacía aquí? ¿Eran ya las ocho de la noche?
-¿Por qué está tan oscuro?-preguntó y luego las luces me
cegaron.
Parpadeé repetidas veces, atolondrada y desconcertada.
-Estábamos viendo una película-explicó Zayn, quien de
repente se encontraba muy lejos, a diferencia de cómo lo había tenido antes.
¿Cuándo se alejó tan rápido?
-¿En serio? ¿Cuál?-preguntó Sharon, tratando de ver hacía el
televisor y de descifrar a qué filme pertenecían esas escenas.
-Infectados-dijo, Zayn.
-_______, yo no sabía que eras masoquista-bromeó Sharon y
sólo entonces, cuando oí mi nombre, aterricé-. Esa película es
aterradora-musitó haciendo un mohín-. ¿Por qué la rentaste?
-Porque no sé italiano, ¿te parece una buena excusa?-musité,
medio atontada. Aun no sabía qué había ocurrido y por qué Sharon estaba allí
siendo las siete con treinta.
Ella soltó una risotada.
-Shar, amor. ¿Por qué llegaste temprano hoy?-preguntó Zayn.
-Ah, hoy salí temprano-se encogió de hombros. Se puso en
puntitas para besar los labios de su novio y me giré instantáneamente, de
pronto mas aterrorizada por esa escena que por el filme.
Oí el chasquido de sus labios al unirse y quise taparme los
oídos o subirle todo el volumen a la TV con tal de que me fuera imposible
captar ese tipo de sonidos.
La fierecilla apareció de pronto, atenta, molesta y
enfurruñada. Se movía inquieta dentro de mí estómago y me rogaba que me
levantara del sofá y me largara.
Miré por la colilla del ojo y pude verlos aun besándose. La
fierecilla se removió y comenzó a rasguñar lastimosamente. Ahora era un
sentimiento casi palpable, podía sentirlo con claridad dentro de mí, alguna
especie de punzada cerca del corazón que hacía los latidos pesados, moribundos.
Esto no debía de hacerme daño… pero me lo hacía.
Me levanté del sofá y quité la película del televisor. Hice
ruido cuando el control del DVD se me cayó de la mano al presionar su botón con
fuerza excesiva. Pero al menos sirvió para que Zayn y Sharon se dejaran de
pasar microbios y me miraran.
-Perdón-farfullé.
-¿No vas a terminar de verla?-preguntó Sharon.
-No, recordé que tengo que arreglar mis cosas-dije, mientras
ponía con movimientos torpes el DVD de nuevo en su lugar.
-Ay ________, pero tú nunca arreglas tu habitación-me acusó.
-No me refiero a eso Sharon-la miré-; lo que quiero decir es
que mañana saldré con Liam y me llevaré la cámara-no sabía de dónde había
salido la mentira, porque eso era, una mentira; Liam y yo no teníamos planes de
nada-. Y por cierto, yo sí arreglo mi habitación, aunque no muy seguido.
Sharon ignoró mi último comentario.
-¿Saldrás con Liam de nuevo? Vaya, ¿cuántas veces ya son?-se
emocionó y comenzó a especular.
-No las cuento, Sharon-dije y me reí.
-¿Y a dónde irán? ¿De nuevo a tomar café?
Miré el rostro de Zayn, aun lado del de su novia
conjeturante y pude ver en él ese tipo de gesto que le producía cada vez que yo
hablaba de Liam. Aquello me alentó a seguir con la mentira.
-No, a la plaza de San Marcos-dije-. Así que si me
disculpas, tengo que ir a ver que me pongo-sonreí, pero de esa manera en la que
sonríen las brujas malvadas de las películas.
-¿No vas a cenar?-inquirió Sharon.
-No, no tengo hambre; pero si acaso me da, creo que tengo
una barra de granola en mi escritorio-me encogí de hombros.
-Está bien.
-Hasta mañana, Zayn-dije, cordialmente y le sonreí. De verás
que me sentía mala y a la fierecilla le gustaba eso.
-Hasta mañana, _______-musitó, serio y sin sonrisa.
Me di la media vuelta y me dirigí a mi habitación. Había
calmado a la fierecilla e incluso le había dado una dosis de satisfacción, pero
ahora tenía otro problema. ¿De dónde demonios había salido mi mentira? No me
quedaba más que sólo cruzar los dedos para que Liam pudiera ser mi cómplice y
aceptara la invitación que le iba a hacer.
Marqué rápidamente el número de Liam y me aparté de la
puerta para que no pudieran oírme. Timbró un par de veces y a la tercera su voz
de ángel contestó del otro lado de la bocina.
-¿_______?-me dijo, sorprendido por mi repentina llamada.
Él siempre era el que me llamaba a mí.
-Hola, Liam, ¿cómo estás?-susurré casi.
-Bien. ¿Por qué hablas tan bajito?-me preguntó, cambiando su
tono de voz al mío.
-Porque no quiero que me oigan.
-¿Quién?
-Mañana te explico, ¿sí? Sólo quería preguntarte si querías
salir a pasear conmigo a la plaza-arrugué el suéter negro que llevaba puesto,
nerviosa.
-¡Por supuesto! ¿Mañana?
Suspiré de alivio.
-Sí, gracias.
-No, gracias a ti por invitarme-dijo.
-Entonces, hasta mañana, buenas noches y gracias-musité.
-Hasta mañana.
Trunqué la llamada e hice una exclamación de victoria. Sabía
que podía contar con Liam cuando fuera.
Me senté sobre la cama y me incliné para abrir el cajón
inferior de mí buró. Rebusqué entre papeles y debajo de todos encontré lo que
había guardado como un tesoro a capa y espada hasta hoy. Levanté las diez fotos
y miré cada una hasta encontrar alguna que dibujara el rostro mejor.
Cuando lo hice, la tomé entre mis manos y estudié el bello
resplandor que por sí sólo reflejaba el rostro de Zayn. Sentí en mi estómago
como si un montón de burbujas se inflaran y fueran flotando en el espacio
libre. ¿Por qué él me provocaba todo esto? Ahora empezaba a tener un miedo
racional y tangible. Zayn no debería de provocarme ese tipo de sensaciones, porque
yo sabía que significaban. Recordé lo que había ocurrido hace rato, y no pude
ni imaginarme lo que hubiera pasado si Sharon no hubiese llegado. Su rostro
estaba demasiado cerca. Demasiado. Sentí cómo las burbujas se inflaron más y
revolotearon por todo mi estómago. Sacudí la cabeza, queriendo deshacerme del
recuerdo y por consecuente de la reacción.
Guardé de nuevo todas las fotografías en mi cajón, debajo de
todo el montón de papeles, en donde deberían de estar. Me arropé para dormir y
escruté el techo en total oscuridad; luché contra los pensamientos que en ese
momento estaba teniendo, a mi no me podía gustar el novio de mi mejor amiga, no
debía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario